Un cargador interno funciona moviendo mercancías y materiales a través de distancias cortas dentro de una instalación mediante sistemas automatizados o semiautomatizados. Al incorporar cargadores internos, su empresa puede aumentar la velocidad y la seguridad de sus procesos de manipulación de materiales, lo que reduce el riesgo de dañar el producto o de que los empleados se lesionen.
Le ayudan a optimizar el espacio del almacén, mejorar la productividad y reducir los costos de mano de obra. En última instancia, invertir en cargadores internos ayuda a agilizar las operaciones y permite un procesamiento de pedidos más rápido, lo que puede mejorar la satisfacción del cliente.